16 de abril de 2024.- Las amenazas a los sistemas democráticos proliferan en Latinoamérica. De acuerdo con el Bertelsmann Transformation Index (BTI), un informe de la Fundación Bertelsmann en Alemania que analiza y evalúa bianualmente los resultados económicos y la gobernanza en el mundo, El Salvador, Haití y Perú son los territorios de América Latina que han experimentado una mayor erosión de la democracia en los últimos dos años. Esta y otras de las principales conclusiones del documento han sido presentadas este martes en un acto celebrado en el Espacio Bertelsmann de Madrid con la participación del Real Instituto Elcano.
El informe destaca que es cada vez más común encontrar estilos políticos polarizados que dan como resultado un debilitamiento de los ya de por sí fragmentados sistemas de partidos. Se detecta asimismo un aumento del número de candidatos radicales que están fuera del sistema político general y que cuestionan a unas instituciones persistentemente débiles. Además, se percibe una tendencia cada vez más evidente hacia la inestabilidad política y a la erosión de la democracia, así somo un deterioro de la gobernanza en los últimos seis años.
En el caso de El Salvador, la separación de poderes en el país se ha debilitado hasta el punto de que ha pasado a categorizarse en el documento como una autocracia moderada. El modelo del actual presidente, Nayib Bukele, ejemplifica el aumento desmedido del brazo ejecutivo del estado frente al resto de instituciones democráticas. Su autoritaria política de seguridad interna ya está siendo replicada en otros territorios del continente, impulsada por el cansancio ante la delincuencia y la corrupción.
La estabilidad de las instituciones democráticas se ve desafiada de manera más intensa en América Central. Esto incluye también a la vecina México, donde varias administraciones consecutivas han limitado los derechos de participación y debilitado el estado de derecho sin lograr avances significativos en la mejora de la seguridad o la reducción de la desigualdad. Este país es, de acuerdo con el BTI, uno de los que mayor erosión democrática continuada ha presentado en la última década. En esta categoría también está Brasil, cuya actual administración lidia con conflictos políticos internos que se han exacerbado tras la era Bolsonaro.
Por otro lado, a pesar del aumento generalizado de la erosión, algunas de las democracias tradicionalmente defectuosas del continente han mostrado una notable resiliencia. Honduras y, más recientemente, Guatemala, han puesto en evidencia que los cambios de tendencia en positivo también están ocurriendo. Sin embargo, la transición aún es demasiado controvertida y no está consolidada, ya que las viejas élites y sus redes de poder todavía intentan desviar el proceso democrático. A esto se le suma que los estándares del estado de derecho todavía no han vuelto a los niveles anteriores al sistema autocrático.
El estudio también señala que la influencia de potencias autoritarias como China y Rusia es cada vez más visible en los países de Latinoamérica, y que ello pone en jaque al mantenimiento de las instituciones. Ambos intentan incidir tanto a nivel comercial como en lo que respecta a la formación de la opinión pública.
El Dr. Hauke Hartmann, Senior Expert en la Fundación Bertelsmann en Alemania y codirector del BTI, comenta los resultados globales del informe. “Latinoamérica es un exponente de cómo las corrientes autoritarias y extremistas han dañado los sistemas democráticos, pero esta realidad la hemos observado a nivel mundial. Los datos globales no dan lugar a dudas: solo en los dos últimos años, las elecciones en 25 países han sido menos libres y justas; se han restringido los derechos de asamblea y asociación en 32 estados y la libertad de expresión se ha visto mermada con controles más férreos en 39 países”, explica.