Gütersloh (Alemania), 5 de diciembre de 2019. En comparación con los años de crisis que siguieron al 2008, los mercados laborales de todo el mundo se han recuperado notablemente. Unos diez años después del estallido de la crisis financiera global, la tasa de desempleo media en los 41 países de la UE y la OCDE, en 5,3 %, está por primera vez ligeramente por debajo del nivel anterior a la crisis, 5,7 % en 2008. Sin embargo, esta remontada del mercado laboral no ha tenido hasta ahora efectos en la tasa de pobreza. En 25 de los 41 países de los que se han analizado datos, el riesgo de pobreza se ha estancado o ha incluso subido. En este contexto, normalmente son los niños los que están más en riesgo de caer en la pobreza que las personas mayores. En general, los países están haciendo muy poco para lograr la igualdad intergeneracional, incluso a pesar de los retos que acechan, como el calentamiento global o los cambios demográficos. Estos son los resultados del nuevo Índice de Justicia Social de la Fundación Bertelsmann, que se elabora anualmente por medio de evaluaciones exhaustivas de datos en ámbitos como el mercado laboral, la prevención de la pobreza o la creación de oportunidades de participación de los 41 países de la UE y la OCDE.
«Si no va acompañada de una disminución de las tasas de pobreza, la tendencia al alza en los mercados laborales podría tener un efecto búmeran en la política y la economía. Tampoco en relación con la igualdad intergeneracional los Estados de la UE y la OCDE pasan de curso; tienen que tomar medidas para que la oportunidad de participación sea duradera». Estas son las palabras de Aart De Geus, presidente de la Fundación Bertelsmann, con respecto a los resultados.
¿Pobre pero con trabajo?: el crecimiento no llega a muchas personas
Los países nórdicos Islandia y Noruega vuelven a estar a la cabeza en el tema de la justicia social. En estos países es donde mejor se representan las oportunidades igualitarias de participación. Alemania ocupa el décimo puesto, justo por debajo de los diez primeros. Estados Unidos, por el contrario, se queda en el puesto 36, claramente a la cola de la clasificación.
En el balance global, llama la atención la discordancia entre los datos del mercado laboral y de pobreza. En casi todos los Estados, en 2018 había mucha más gente trabajando que en 2013, el punto álgido de la crisis económica. En ese periodo, el desempleo también ha disminuido en casi todos los países. La delantera la lleva la República Checa, con una tasa de desempleo de solo el 2,3 %. En Grecia, sin embargo, a pesar de un desarrollo positivo, uno de cada cinco habitantes sigue en paro (19,5 %). A pesar de las tendencias en general positivas de los mercados laborales, el riego de pobreza sigue fijo o incluso ha aumentado. Por ejemplo, en España, la tasa de empleo ha subido de aproximadamente el 55 % al 62 % entre el 2013 y el 2018. De forma paralela, el riesgo de pobreza ha aumentado del 5 % al 14,6 %. Esto demuestra que no todos los grupos sociales pueden beneficiarse de la tendencia al alza en los mercados laborales. El riesgo de caer en la pobreza es mayor en Israel (17,9 %) y en Estados Unidos (17,8 %).
En muchos países, los niños son más susceptibles de caer en la pobreza que las personas mayores
Este abismo entre jóvenes y mayores preocupa a los autores. En 27 de los 41 Estados de la UE y la OCDE, los niños y los jóvenes menores de 18 años tienen normalmente, y en algunos casos claramente, más riesgo de caer en la pobreza que las personas mayores de 65 años. Resulta interesante que esta situación también se observa en Estados con sistemas de seguridad social. En Suecia, el riesgo de caer en la pobreza de niños y jóvenes (12,3 %) es más del doble que para las personas mayores (4,8 %); en Noruega, los niños y jóvenes son seis veces más susceptibles de caer en la pobreza (7,2 %) que las personas en edad de jubilación (1,2 %). En relación con este tema, los autores recuerdan que la pobreza en edades avanzadas también es un problema extendido en muchos países de la UE y la OCDE. En este ámbito, los gobiernos se enfrentan al reto de ofrecer seguridad social a las personas mayores y de garantizar la viabilidad futura del sistema de pensiones. La mayoría de los países también renquean, se quedan claramente atrás y están arriesgando dejar grandes cargas económicas para los jóvenes y las generaciones que siguen.
Adicionalmente, los autores critican la debilidad de las políticas climática y medioambiental: «Únicamente tres de los 41 países de la UE y la OCDE cubren más del 50 % de sus necesidades energéticas con fuentes renovables. Los países industrializados deberían dar un mejor ejemplo en toda esta temática», comenta Thorsten Hellmann, experto en mercados laborales en la Fundación Bertelsmann y coautor del estudio.
En España el mercado laboral sigue bajo presión; el panorama para los jóvenes y las generaciones futuras es negativo
En el Índice de Justicia Social de este año, España ocupa el puesto 28 de la clasificación general, en la mitad inferior de la tabla. A pesar de que se hayan logrado algunos avances en los últimos años, la mejora del acceso al mercado laboral sigue siendo uno de los mayores retos (puesto 40). La tasa de desempleo apenas se ha podido reducir, del 26,2 % en el 2013 al 15,4 %, y sigue claramente más alta que al principio de la crisis económica (11,3 %). En el ámbito de oportunidades laborales para los jóvenes también sale mal parada. Aproximadamente un tercio de los jóvenes entre 15 y 24 años está desempleado (puesto 40). Además, España no es capaz de proteger de la misma manera a los jóvenes y a los mayores para que no caigan en la pobreza. Entre los años 2014 y 2018, el riesgo de las personas mayores de 65 años de caer en la pobreza ha aumentado del 5,3 al 9,2 % (puesto 22), aunque sigue bastante por debajo del nivel anterior a la crisis (15,1 %). Por el contrario, el porcentaje de niños y jóvenes con riesgo de caer en la pobreza es el doble (19,1 %, puesto 34).
Los intereses de las generaciones de jóvenes y de mayores tampoco se tienen en cuenta de la misma manera en otros aspectos. Hace diez años que no hay ningún avance en el ámbito de la igualdad intergeneracional (puesto 33). Esto se debe a los altos niveles de endeudamiento, que suponen una inmensa carga para los jóvenes y las generaciones futuras. Aparte de esto, con un gasto comparativamente menor, público y privado, en investigación y desarrollo, se está invirtiendo cada vez menos en la sostenibilidad del país. Asimismo, los intentos de dejar un entorno natural intacto a las futuras generaciones españolas dejan mucho que desear.
En el ámbito de la salud española se han observado claras mejorías (puesto 6). El país ha cosechado puntos por un sistema de salud bueno y equitativo. La igualdad se ha logrado a raíz de la reintroducción de la asistencia sanitaria inclusiva y universal. Además, en España, los ingresos tienen una influencia mínima en la autopercepción del estado de salud. La calidad de la asistencia sanitaria también da muestras de ser de calidad. La mortalidad infantil es baja, y los españoles y españolas tienen la segunda esperanza más alta de años de vida saludables (73,8 años).
Información adicional
Para el Índice de Igualdad Social, la Fundación Bertelsmann analiza las oportunidades de participación en los 41 países miembros de la UE y la OCDE mediante 46 criterios cuantitativos y cualitativos. En el índice se consideran seis dimensiones de la igualdad social: la pobreza, la educación, el mercado laboral, la igualdad intergeneracional, la salud, y la inclusión social y la no discriminación. En el Índice de Justicia Social de 2019 se han tenido en cuenta los datos disponibles hasta el 28 de octubre de 2019.